COMETIERRA
COMETIERRA
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´´-Tenés que leer Cometierra- me dijo Lala Sosa.
-Detesto la expresión “tenés que leer”. Ya bastante con todo lo que tengo que hacer para que además la literatura sea una obligación. Leo lo que me da la gana.
Lala revoleó los ojos
-Me entendiste, nabo. Lee Cometierra.
-¿Por qué?
Porque te lo digo yo, pánfilo.
Lala es así, insulta como en 1950. Siguió:
-En serio. Es una bruja real. La del barrio, la que todo el mundo conoce pero en el fondo le tiene miedo. Sin glitter. No es una bruja tratando de enamorarte, ni enamorada de su poder. Le pesa, le duele. Hace justicia al precio de su propia identidad.
No lo agarré ese mismo día. Me cuesta leer lo que está leyendo todo el mundo, o lo que todo el mundo te dice que hay que leer. Al rato llegó un mensaje de Lala.
-Dolores es cruda. Para narrar el barrio, la violencia, la brujería. Y obvio, el sexo.
Tardé una semana pero lo agarré y lo terminé el mismo día. Lala tenía razón. Cometierra tiene una crudeza no impostada que se apropia del policial, pero también de los pasajes donde los personajes cogen. El libro es atrapante y contundente. Y al mismo tiempo despliega una forma de ver el mundo compleja y sutil. Es político sin ser baja línea, ingenuo o moralista.
Con esta sugerencia de @l.a.l.a.s.o.s.a empezamos una nueva costumbre: traer recomendaciones de docentes y autores del Cuaderno Azul.´´
Juan Sklar, sobre Cometierra, de Dolores Reyes